No era la primera vez que lo veía cerca. Había tenido posibilidad de estrechar su mano pocos días después de su regreso a la patria, allá en la finca del ICRT, a donde fuimos convocados junto a decenas de luchadores cubanos por la libertad de los Cinco. Entonces, me causó una grata impresión por su extraordinaria modestia y sencillez. Ahora, al verlo entrar en el salón de actos de la Upec, antes de recibir el Premio a la Dignidad, me impresionó mucho más.
↧